"Mi objetivo como escritor es desaparecer dentro de la voz de mi historia, convertirme en esa voz." Michel Dorris. (Escritor).



lunes, 20 de junio de 2011

¡¡¡¡ Mini-historia terminada!!!!

Esto, en realidad, no era una historia en si, porque sino, me hubiera enrollado mucho más.
Solo era un “pequeño aperitivo”  antes del “plato principal”.
Era un acomodamiento antes de empezar de verdad, así que, espero que la verdadera historia os guste mucho más que ésta.

Me gustaría que sigáis leyendo y disfrutando de las locas ideas que salen de mi imaginación.

Epílogo

Los compañeros de Adam empezaron a embarcar la cocaína en los camiones. Al terminar, algunas personas se metieron en coches y otros en los camiones.
Tomaron la carretera noventa y seis, pero no llegaron lejos, ya que, justo al salir de la ciudad los pillaron.
-         ¡Salid del coche! – gritó Tom.
Todos salieron cautelosamente.
-         Tiraos al suelo y poned las manos donde las podamos ver – anunció Bryan.
Ellos hicieron lo ordenado.
-         Oh, oh – dijo Tom en tono chulo – Pero que tenemos aquí.
-         ¿Solo una? – preguntó Bryan siguiéndole el juego – Yo creo que hay más.
Algunos policías empezaron a abrir los camiones, y así era. Había mucho más.
-         Por eso os va a caer un porrón de años.
Y así fue, a Adam y a sus cómplices le cayeron once años y a Julieta solo tres.

Capítulo 10: Rescate.

De pronto, alguien le puso una pistola en la cabeza a Julieta. Era Bryan.
-         Bryan, suelta eso – le dijo Amanda molesta - ¿Quiero?
-         Órdenes de tu padre.
El chico hizo que Julieta se levantara y cuando eso ocurrió, la esposó.
-         Tienes derecho a permanecer en silencio… - empezó a decir Bryan.
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 Tom estaba sentado en un parque, hacía como si estuviera hablando por el móvil, pero, en realidad, miraba a todos lados buscando a su secuestrador.
De repente, su móvil sonó de verdad:
-         ¿Me buscas, Tom?
-         Claro – dijo con un tono que daba a decir que era obvio.
-         Bien – dijo Adam arrogante – Te veo en cinco minutos en sótano del centro comercial que hay a dos manzanas.
Los dos colgaron.
Tom se levantó y caminó con paso rápido y decidido hacia allí.

Cuando llegó al sótano, lo primero que hizo fue cargar la pistola.
Fue pasando por los coches hasta que, al coche que tenía al lado, le rompieron el la ventanilla derecha.
Tom corrió alejándose de ese coche y disparando a la sombra que había al otro lado de donde circulaban los coches para encontrar estacionamiento.
Pronto salieron del subsuelo y, corriendo por las escaleras, llegaron al tejado.
Allí corrieron de tejado en tejado, saltando de uno a otro y disparando a diestro y siniestro.
Al llegar a un tejado corriente, todos los compañeros de Tom y la policía local de París apuntaron al culpable.
El padre de Amanda enfundó el arma y esposó a Adam.
-         Tienes derecho a permanecer en silencio; cualquier cosa que digas podrá ser utilizado contra ti en un juicio. También tienes derecho a un abogado…

Después de meter a los culpables en un coche policía, Amanda pudo ver por fin a su padre.
-         ¡Papá! – dijo ella abrazándolo.
-         ¡Cariño!
-         Te quiero.
-         Y yo – contestó él – Nunca más permitiré que viajes a París sin mí.
-          Yo tampoco lo permitiré – dijo ella llorando de alegría.

viernes, 17 de junio de 2011

Capítulo 9. Salvación inesperada.

Tom se revolvía en su asiento, nervioso y preocupado. Su compañero intentó tranquilizarle:
-         Lo encontraremos – le dijo poniendo una mano en su hombro.
-         Eso espero.
El padre de Amanda le miró con una cara que daba a decir: Prométemelo.
-         Te lo prometo.
Después de lo que dijo Bryan, Tom se sintió mejor. O eso parecía.
El viaje transcurrió tranquilo, pero para Tom. ¿Cómo podía sentirse tranquilo sabiendo lo que le estaba pasado a su hija?

Cuando llegaron al aeropuerto, sus compañeros les esperaban:
-         La policía local nos ha informado de que están en el sótano de una tienda de ropa de caballeros llamada: Cygne blanc.
-         ¿Nada más?
-         Me temo que no, Señor.
-         De acuerdo.
-         Vamos Bryan – le ordenó su compañero.

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Amanda se retorcía de un lado para otro intentado romper las cadenas viejas y oxidadas.
-         Pueden que sean viejas, pero aguantan mucho – dijo Adam en el segundo escalón.
Amanda vio a una chica detrás de él, era la guía, Julieta.
-         Todo lo viejo se rompe – contraatacó la hija de Tom.
-         Todo no, solo algunas cosas – dijo antes de desaparecer por la puerta acompañado por la chica.
En ese momento, Amanda se sentía más sola que nunca. Lo único que quería era escapar. Quería retroceder hasta el día en  que conoció a Adam y borrarlo, quería no haberse sumido en una conversación con él. Pero sabía que eso era imposible. Ahora, lo único que podía hacer era intentar escapar. Pero la soledad y la tristeza la inundaban, debido a eso, unas lágrimas brotaron de sus ojos y empezaron a deslizarse por sus mejillas hasta llegar a su barbilla.
-         Llorar no sirve de nada – susurró alguien delante de ella.
Era Julieta. Amanda no la había escuchado entrar.
Ella le limpió las lágrimas y empezó desatarla. Cuando terminó, Amanda la abrazó.
-         Gracias.
De pronto, se oyó una voz que la llamaba:
-         Haz como si siguieras atada – le susurró antes de marcharse.
Amanda hizo caso omiso.
Julieta subió los escalones y se fue.
-         Voy a salir – le dijo Adam.
-         De acuerdo – contestó Julieta.
Y Adam se marchó. Julieta llevaba muchos así, así que ya le daba igual lo que hacía Adam.
Fue a la trastienda y cogió algo de comida.
Fue al sótano y se lo dio a Amanda.

martes, 14 de junio de 2011

Capítulo 8: decisión complicada

- Si quieres volver a ver a tu hija viva, déjame la carretera noventa y seis libre de E.E.U.U. – dijo la malvada voz de Adam.
- ¿Qué te ha dicho? – preguntó curioso Bryan cuando su compañero apagó el móvil.
- Quiere que le deje la carretera noventa y seis libre.
Bryan miró el gran mapa que había en la comisaría y la señaló con el dedo índice.
-         ¡Ésta!
-         Pero, ¿por qué esa? – preguntó aturdido Tom y sin mirar el mapa.
-         Porque lleva directamente a México.
-         Cocaína – dijo secamente Tom.
-         Tal vez.
-         Entonces todo ha sido un juego – se explicaba a sí mismo el padre – Enamorarse de Amanda, llevarla a París… todo fue un plan.
-         Sí – dijo tristemente su compañero - ¿Y ahora?
-         Ahora prefería estar solo – dijo Tom con la cabeza gacha y caminando a rastras hacia la puerta.
-         Claro.
El padre de Amanda fue al gran parque que había cerca de allí. Caminó pegado al río que había al lado de éste y, cuando se cansó de ver el agua fluir, se sentó en uno de los bancos del parque.
No quería pensar en ella, pero tampoco quería darla por perdida, así que, aceptaría el "trato" de Adam pero FBI le seguiría la pista y le pillaría. Era lo único que podía hacer.
Volvió a la comisaría y Bryan le agarró del brazo y le llevó hasta la pantalla que proyectaba lo que sucedía en el ordenador principal.
- Hemos identificado las llamadas - dijo alegre - Vienen de París, de una tienda de zapatos llamada: Cygne blanc (el cisne blanco).
- ¡Eres un genio! - dijo Tom eufórico y rebolviéndole el pelo a su compañero.
- Gracias - dijo él de broma.
- ¡Vamos a por ese canalla!
Prepararon todo con sus compañeros para poder dar el golpe en cuanto se presentara la oportunidad.
Y así, todos viajaron a París.

domingo, 12 de junio de 2011

Ana Frank

¡FELIZ CUMPLEAÑOS ANNE!

Esta entrada se la quiero dedicar a Annelies Marie Frank (conocida mundialmente bajo el nombre de Ana Frank).
Aunque su único "libro" fue su diario, se la conoce mundialmente. En este diario se relata casi dos años y medio que pasó ocultándose, con su familia y otras cuatro personas más, de los nazis de Ámsterdam durante la Segunda Guerra Mundial.
Cuando fueron capturados, fueron llevados a distintos campos de concentración. Por desgracia, el único superviviente fue su padre Otto Frank.
Ana fue llevada a un campo de concentración en Auschwitz, donde murió de tifus el 2 de marzo de 1945, poco antes de que fuera liberada.
En 1947, su padre encontró el diario de su hija. Lo publicó bajo el nombre de "La casa de atrás".

En mi opinión, es un buen libro para leer, ya que, se expresa el dolor de las personas, la crueldad y lo estúpido que son las guerras.